Culpables de no querer poblar un país que se incendia
Por Gabriela Chamorro – Las brujas que salem
En un nuevo episodio de provocación el presidente que dinamitó todas las políticas de género y desfinanció íntegros los programas para niños y adolescentes culpó a las mujeres de la baja de la natalidad en Argentina
Este fenómeno, que se mantiene constante desde el 2014, no se da sólo en nuestro país, sino a nivel mundial, pero el presidente Javier Milei aprovechó para hacer responsable de esto a las mujeres y a la agenda 2030 de las Naciones Unidas
En un evento en la Cámara de Comercio de Estados Unidos en el país (AmCham) dijo: «El rol de la población es fundamental en el crecimiento económico», y continuó «Digo eso para todo lo que fue digamos, la agenda 2030 y todo lo que es la agenda del progreso. Pero bueno, ahora se están dando cuenta que se les pasó la mano en atacar a la familia, atacar a las dos vidas y ahora lo estamos pagando con caídas en la tasa de natalidad. Ahora el miedo es que el mundo se quede sin gente. Lo hubieran pensado antes, nos hubiéramos ahorrado bastantes asesinatos en el vientre de las madres»
«Esto es una reverenda pavada. La natalidad se desploma a partir de 2014. El aborto se legaliza a finales de 2020. La cantidad de nacimientos cayó 35% desde 2014. El 90% de esa caída se produjo ANTES de la legalización del aborto»
Por su parte la economista Mercedes D’Alessandro, prefirió no ser tan académica y retrucarle rápidamente «Él no tiene hijos, su hermana no tiene hijos. La vice presidenta no tiene hijos. SOS VOS el que está en contra de la natalidad».
Los datos surgen de un trabajo estadístico del 2023, del otrora Ministerio de Salud, donde se muestra que desde el 2014 a esa fecha los nacimientos decrecieron en un 40 %
Si bien se da en todo el territorio nacional las provincias que encabezan esta baja de natalidad son Tierra del Fuego, Santa Cruz y Chubut
Los antiprogresistas y las derechas pusieron el foco en una serie de leyes, programas y medidas gubernamentales que priorizaron el consentimiento de las mujeres y parejas a tener o no tener hijos.
En el 2012 se dio el fallo FAL, un antecedente importante en nuestro país de la Ley de Interrupción del Embarazo que determinó que si corría peligro la vida de la madre o el embarazo era resultado de una violación el aborto estaba permitido.
Año a año, la agenda feminista tuvo importantes logros en relación a la Salud Sexual y Reproductiva como anticonceptivos gratuitos, mayor información y desde la reforma del Código Civil se introdujeron nuevas reglas de consentimiento para menores para determinadas decisiones relativas a su salud. Por ejemplo, se habilitó a menores de 13 a 16 a utilizar métodos anticonceptivos de larga duración sin autorización de los padres, declarando que no se tratara de procedimientos invasivos ni riesgosos.
En 2017 llegó el exitoso plan ENIA de prevención del embarazo adolescente, con una baja importantísima en ese grupo etario de embarazos no deseados. Este Plan fue desmantelado por Milei aunque ahora existe una instancia judicial que podría obligar a que lo restaurara. Con un beneficio del 100 % y ejecutado con financiamiento externo este programa que también se realizó en otros países de América Latina, permitió una baja en el nacimiento de bebes de adolescentes que debían dejar sus estudios y/o maternar solas producto de embarazos no planificados.
El confinamiento por la pandemia fue lo único que frenó un poco el descenso de la natalidad aunque siguió cayendo a un ritmo menor.
Sin embargo todas estas medidas que permitieron que las mujeres y las parejas pudieran controlar la natalidad y decidir si quieren o no tener hijos no son las únicas causas de la caída de natalidad.
Un país incendiado, donde el desempleo está en sus niveles históricos más bajos, donde la precariedad laboral está al mismo nivel que la de los pocos trabajadores registrados no se presenta como un escenario en donde se quieran traer hijos al mundo.
Los cuidados familiares siguen siendo tarea casi exclusiva de las mujeres; pocos varones se han hecho cargo de los que le toca en un 50 % y el Estado no facilitó medidas ni para que esa tarea sea en paridad (licencias iguales para varones y mujeres en los casos de maternidad/paternidad y enfermedades de hijos) ni amplió la red de cuidados que las mujeres necesitan para ir a trabajar ( más Centros de Primera Infancia y Hogares para Adultos Mayores).
Cada miércoles la policía de Patricia Bullrich golpea a jubilados que piden por condiciones dignas, gastando miles de millones que podrían destinarse a fomentar el trabajo, la producción o las mejoras que la sociedad necesita para dignarse a querer formar familias.
Por otro lado las mujeres ya no tienen la maternidad ni como mandato ni como norte en sus vidas. Quieren estudiar, tener experiencia laboral, escalar laboralmente, que, aún sin hijos, suele ser más dificultoso para las mujeres que los varones en un mundo donde reina el patriarcado.
Los estudios respecto de la baja en nuestro país arrojaron dos certezas: la baja de natalidad se dio sobre todo en adolescentes y en mujeres con menor educación. En ambos casos son hechos para celebrar: las adolescentes en vez de maternar, deben estudiar, capacitarse y madurar y en el caso de las mujeres con menos educación sienten que con hijos la dificultad de capacitarse o tener un mejor trabajo va a ser nula.
Los números avalan esta hipótesis del 2014 al 2023 la natalidad en el caso de las mujeres con baja educación cayó en un 67 %, en el caso de las mujeres con nivel más alto de educación en el mismo lapso la caída fue de 28%. Esto explica rápidamente una decisión personal y familiar de no maternar cuando las condiciones para los hijos por venir no están dadas no sólo económicamente sino en ningún otro aspecto de la vida como calidad de educación, situación social armoniosa, seguridad, acceso a la salud, etc.
De más está decir que Argentina no es el ombligo del mundo y que esta situación es compartida a nivel global. Desde el promedio de 7 hijos por mujer en la época de la Revolución Francesa, año a año las mujeres tuvieron algo más que a dedicarse que a maternar y fueron teniendo menos hijos.
La tasa de natalidad hoy es baja en el mundo entero excepto en los países más pobres como la Africa subsahariana
A su vez, en este 2025 y ya desde hace unos años, vemos este fenómeno de crecimiento de la ideologías de derechas y ultraderechas con sus “tradwifes” e ideas retrógradas de volver al medioevo donde la mujer sólo se encargaba de criar hijos y cocinar mientras las decisiones, el dinero y el poder lo detentaba el hombre de la casa.
Es un hecho, y es real que tanto en Argentina como en el resto del mundo hay un desafío demográfico que tiene que ver con una alta cantidad de población envejecida (por la calidad de vida que se ha extendido) y cada vez menos cantidad de nacimientos pero esto, en vez de tomarse como un problema debería ser un ítem a resolver para la clase política.
Mejorar el sistema de licencias, achicar las brechas de género en el trabajo, activar políticas de producción y trabajo para los habitantes de un país y mejorar la redistribución de la riqueza serían pilares para un país donde las parejas quieran proyectar familias. Mientras quien nos gobierna siga negando la violencia por razones de género, escupiendo odio a los trabajadores, sectores más vulnerables y nuestros adultos mayores, desmantele todas las políticas de salud, educación, vivienda y acceso a mejoras para las minorías, difícilmente las mujeres tengamos ganas de maternar. Por suerte a punta de pistola todavía no nos pueden embarazar y hacer parir. Si quieren que poblamos el país deberán cambiar las cosas.