Ahhh pero Tetaz: sobre su “flexiseguridad” laboral

Por Jerónimo Guerrero Iraola
 

La propuesta de la “flexiseguridad” laboral que impulsan desde Juntos y, en especial, Martín Tetaz, tiene antecedentes cercanos en nuestro país, y viene de la mano de la “subtrenmetrocletización” de la política. Es decir, espejitos de colores con anuncios que, de materializarse, implicarían cortar la rama sobre la que estamos sentados/as. Veamos.
 

La seguridad social a la nórdica para Tetaz, es flexibilizar el empleo
 

La primera respuesta que esboza Tetaz cuando se lo intepela, es que el modelo de “flexiseguridad” lo tomó de Dinamarca. Ahí, Martín demuestra un problema de indefinición identitario (producto de las tensiones de la alianza que integra). O se es socialdemócrata, o se es neoliberal. En Dinamarca, como en Suecia, Finlandia, Noruega, no existe la “flexiseguridad”. Existe la seguridad social a secas.

¿Cómo? A través del pleno empleo, pero, sobre todo, a instancias de una propiedad e inversión social sostenida por décadas. ¿En qué han invertido? En salud, educación, vivienda, entre otros derechos fundamentales. Todas cuestiones en las que, el gobierno que defiende (desde que era, incluso, un comunicador independiente) ha desinvertido.

Parece extraño querer impulsar un modelo danés mientras se defiende a capa y espada el recorte en salud, educación y vivienda. Lo que no dice Tetaz de Dinamarca es que, además de poder contratar y despedir fácil, el Estado garantiza un universo de derechos que el ideario de la alianza electoral por la que se postula (Juntos) se ha encargado de desfinanciar. En concreto, la iniciativa dinamarquesa puede ser muy buena, para Dinamarca. Toda política pública se inscribe en un sistema determinado y genera consecuencias concretas, es decir, apuesto mi reino a que, de implementarse, la “flexiseguridad” de Tetaz va a ser todo “flexi” y nada, absolutamente nada de “seguridad”.
 

El caso McDonald’s
 

En 2016, Tetaz salió a celebrar el acuerdo del gobierno (Cambiemos) con McDonald’s. El asunto era así: la empresa tomaba jóvenes a quienes les pagaba mucho, muchísimo menos que el salario mínimo vital y móvil. En esa época, discutimos mucho vía Twitter. ¿Cómo terminó? La Cámara Nacional del Trabajo consideró que el convenio ponía en riesgo los derechos de jóvenes en situación de vulnerabilidad, y que violaba el derecho internacional y la Constitución Nacional.
 

Sí, se lo avisamos. Pero Martín, basado en falacias de autoridad, desacreditaba ello. Su razonamiento ayer, igual que ahora, es que no importa cómo y bajo qué condiciones se crea “empleo”, entendiendo por empleo una relación en la que una persona pone su fuerza de trabajo y la otra paga por ello. El tema, es que Tetaz desconoce que el empleo está regulado, y que los derechos consagrados son parte del desarrollo y avance de la humanidad. La jornada de 8 horas (hoy en revisión, incluso, para reducirla), las vacaciones pagas, el aguinaldo y el salario digno son parte de esas reivindicaciones.
 

En un mundo con extrema desigualdad (la epidemia que dejó al desnudo la pandemia), extinguir esas regulaciones, es dejarnos completamente desprotegidos/as. Con el mismo criterio de Tetaz, se podría celebrar la esclavitud porque, bueno, habría trabajo de un lado, y un plato de comida del otro. Esa es la barbarie neoliberal, disfrazada y edulcorada con palabras nuevas y marketineras.
 

La mejor seguridad laboral y jurídica es el pleno empleo
 

No hay recetas mágicas. No se trata de generar situaciones de explotación para decir que se está creando empleo. Hay que, justamente, crear empleo de calidad. ¿Cómo? Teniendo políticas de fomento, acciones relacionadas con la promoción de parques industriales, políticas certeras de comercio interior y exterior, subsidios a empresas estratégicas en materia de energía y, por qué no, en lo atinente a cargas patronales, legislación específica por rama y sector para motorizar y dinamizar las actividades productivas.