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Bloqueo a la conexión informativa federal

La opinión de Martín Becerra, Director del Centro ICEP de la Universidad Nacional de Quilmes, profesor de la UBA e investigador principal en Conicet.

La Agencia Télam es la principal conexión informativa federal de la Argentina. Junto a Radio Nacional, son los únicos dos medios con corresponsalías en todas las provincias de un país cuya población usa mayoritariamente para informarse a los medios de comunicación (y no Twitter, o X).

Esos mismos medios de comunicación son, a su vez, clientes de Télam, que como agencia noticiosa brinda servicios que podríamos denominar “mayoristas”, proveyendo información escrita y en formatos audiovisuales. Los periodistas que trabajan en medios privados y estatales, comunitarios y universitarios, conocen y valoran los aportes de Télam. Su testimonio de la última semana es elocuente.

La agencia habilita también el acceso abierto y gratuito de toda la ciudadanía a las noticias en su sitio web, brindando un servicio público propio de su función. O, mejor dicho, habilitaba, porque el gobierno nacional bloqueó el ingreso ciudadano a las noticias, cercenando la posibilidad de acceder a información relevante que, por su distribución geográfica, sólo Télam produce y distribuye.

Además del bloqueo al acceso de la ciudadanía a Télam, el Gobierno impide el ingreso de periodistas y otros trabajadores a la agencia, paralizando, de este modo, su desempeño periodístico.

El gobierno nacional bloqueó el ingreso ciudadano a las noticias, cercenando la posibilidad de acceder a información relevante que, por su distribución geográfica, sólo Télam produce y distribuye.

Télam funciona desde hace casi 80 años y ha tenido continuidad con gobiernos civiles de distintas orientaciones políticas y también en las dictaduras militares. El archivo histórico de la agencia es un patrimonio que nutre el conocimiento de la realidad nacional. Su eventual cierre sería un ataque a la libre expresión.

Télam es la segunda agencia noticiosa en importancia en idioma español, después de EFE, que es también estatal, su accionista mayoritario es el Estado español y depende del gobierno de España. Por otro lado, muchas agencias de noticias privadas en los países centrales del mundo necesitan una inyección presupuestaria estatal para existir.

Además, en América Latina, Télam es la mayor agencia noticiosa, a pesar de que en la región hay otros diez países con agencias estatales de noticias, entre ellos, Brasil, Bolivia y Perú.

El posible final de Télam requiere que el presidente Javier Milei sortee obstáculos legales y obtenga apoyo legislativo, imitando en este aspecto a su par mexicano Andrés López Obrador, quien procedió al cierre de Notimex hace pocos meses.

En efecto, la obsesión contra los medios estatales es de larga data y excede a la Argentina. Esto es porque los activos públicos cumplen funciones y prestan servicios distintos y necesarios a los privados. No todo es mercado, y menos en un país que, por su estructura demográfica, quedaría condenado al ostracismo informativo, multiplicando los “desiertos de noticias”, si sólo dependiera del lucro.

Improvisar desde el dogmatismo puede causar mucho daño al acceso a la información de la ciudadanía y profundizar el ataque al periodismo y al derecho a la libre expresión, que ya ha motivado la advertencia a Milei de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a Milei. Además, es gravosa e ineficiente en lo económico por la parva de juicios que genera y que el Estado, es decir toda la sociedad, terminaría pagando.