Desafío Benoit: la construcción de un sueño colectivo

Por Jerónimo Guerrero Iraola / Foto: Emiliano Gatti (@emiigatti)

La ciudad de La Plata se encuentra en una fase de decadencia absoluta. No es novedad para quienes la amamos y vivimos en ella. Gran parte de los problemas se han dado por la falta de planificación en el tiempo. Es imposible ordenar las prioridades de una ciudad, si no se sabe qué queremos, para qué lo queremos, y cómo vamos a hacerlo. No hay brújula que sirva para quien no sabe a dónde va.

Hace 4 meses lanzamos Desafío Benoit, una plataforma colaborativa, con sólo un puñado de ejes que, para quienes nos dedicamos a soñar nuestra ciudad faro, son el mínimo común denominador: producción, turismo, descentralización administrativa, deporte, cultura e infraestructura crítica. Todos ellos, además, están atravesados por una perspectiva de justicia social, justicia ecológica y justicia antipatriarcal.

Los ejes no son producto del azar. Lo primero que debemos reconstruir es nuestra identidad y autoestima. No es posible creer que otra ciudad es posible, si no sentimos orgullo y pertenencia. La ciudad no es sólo cemento, espacios verdes, arquitectura e ingeniería (aunque estas dimensiones son imprescindibles). Son, también, fuerza viva, las personas que a diario la transitamos, que trabajamos, que hacemos comunidad, que formamos familia, que depositamos una cuota de sueños, de aspiraciones.

Por eso, primero, la producción. ¿Qué le va a ofrecer La Plata al mundo? Sí, al mundo. La primera premisa es dejar de mirar la autopista La Plata-Buenos Aires. Dejar de mirarnos en el espejo CABA, abrir el foco, ver que hay un continente americano deseoso de nuestro potencial, que hay un mundo esperando nuestro talento. Nuestra ciudad tiene que ser el faro de la ciencia, la tecnología y la innovación. Ideas que valen millones de dólares (que faltan en nuestro país), y de las que el planeta está ávido. Ideas que deben volcarse al mundo de la tecnología, el software, la nanotecnología, de la bioquímica, de la física, de la industria aeroespacial, marítima, de la geofísica, sólo por mostrar un puñadito de posibilidades.

Esto, lejos de ser ciencia ficción, es realidad. Una realidad que sucede todos los días del año, desde hace muchísimo tiempo (principios del Siglo XX) en nuestra Universidad Nacional de La Plata, en el CONICET, en la CIC, en los centros de investigación, en el diálogo con otras universidades. Ese valor hay que volcarlo al desarrollo urbano, radicar las ganancias, defender en clave soberana esas ideas frente a los grandes conglomerados globales, crear un ecosistema en que el sector público y el sector privado se encuentren para desarrollar empresas de base tecnológica. Dialogar con el mundo desde nuestras diagonales. Esa es la cuestión.

Lo mismo sucede con el turismo. Una industria que mueve millones y que se anuda con nuestra historia y tradiciones. No sólo un turismo que nos muestre edificios. Una ciudad que nos narre una historia, una ciudad guionada, en la que cada eslabón de la cadena nos invite a sumergirnos en un universo de sentidos. Desde la fundación, la masonería, la batalla de Ringuelet, los cinco sabios, el Museo de Ciencias Naturales, la arquitectura, nuestros templos y construcciones de vanguardia, el arte, la música y sus historias (Virus, los Redondos, entre tantos y tantas). Una ciudad de casas históricas y patrimoniales abiertas, con vida, con propuestas gastronómicas y culturales entrelazadas.

La cultura y el deporte son también ejes centrales. La captación de talentos y la posibilidad de que miles de pibes y pibas puedan grabar, producir, actuar, desarrollar, practicar deportes en entornos promovidos desde el Estado. Todo ello crea orgullo, identidad, proyecto de vida. La Scaloneta nos dejó una enseñanza: jugá con pasión defendiendo tus colores, y desarrollarás generaciones enteras de niños y niñas deseosos de vestir la camiseta. Así también se hace una ciudad. Por eso proponemos la creación de polideportivos con infraestructura de primer nivel (campos sintéticos, piletas de natación, pistas de atletismo, canchas techadas) que sirvan como apoyo a los clubes de barrio; y también estudios de grabación y producción audiovisual. De Scaloni a Bizarrap, como diría Rebord, hay algo ahí.

Para cerrar este racconto, la infraestructura crítica. Proponemos descentralizar las administraciones públicas provincial y municipal. Trasladar los nodos administrativos a la zona sur, oeste y norte. Desarrollar los ámbitos locales a partir del flujo de la administración del Estado. Esto debe venir de la mano con políticas activas de generación de suelo urbano, concretamente, una política agresiva de urbanización que permita a las y los ciudadanos de La Plata acceder a la tierra, a un terreno, a un precio no sólo razonable sino alcanzable. La tierra, la vivienda, es una parte central de la planificación de nuestras vidas, y constitutiva del sueño de la movilidad social ascendente.

¡Queremos que La Plata vuelva a ser faro! No sólo queremos, vamos a hacerlo. Sabemos cómo, y tenemos muchas, muchísimas ganas de que volvamos, en pocos años, a sentir que se nos infla el pecho cuando hablamos o nos hablan de la ciudad más hermosa del mundo: LA PLATA.