Profunda emoción en la señalización del hospital militar Campo de Mayo

Al menos siete mujeres secuestradas dieron a luz en la maternidad clandestina que el terrorismo de Estado montó en ese hospital. Abuelas participó del acto para visibilizar lo ocurrido y homenajear a las víctimas

Nietos, nietas, familiares, sobrevivientes y compañeros de las víctimas y funcionarios participaron del acto de señalización del Hospital Militar de Campo de Mayo, donde operó una maternidad clandestina en la que parieron, al menos, siete mujeres secuestradas ilegalmente por el terrorismo de Estado.

“El pabellón de epidemiología de este hospital fue utilizado como lugar de detención ilegal. Dado que no tenía conexión interna con el resto de los sectores funcionaba como zona restringida custodiada permanentemente por el Ejército y la Gendarmería”, leyó Conrado Geiger, quien ofició de locutor del acto.

“A mediados de 1977, se montó una maternidad clandestina en este hospital y comenzaron a programarse cesáreas que eran realizadas en el quirófano contiguo a la sala de partos dentro del edificio central. Con el objetivo de no dejar registro de los hechos y para facilitar la apropiación, los partos no eran inscriptos legalmente o se fraguaba documentación. Luego de dar a luz, las mujeres eran separadas de sus hijos y permanecían menos de 48 horas en el sector de epidemiología. Salvo algunas excepciones, estas mujeres continúan desaparecidas y sus bebés fueron apropiados”, enmarcó Conrado y concluyó: “El carácter clandestino de estos procedimientos como parte de la práctica sistemática de robo de bebés impide conocer la cantidad de niños y niñas que nacieron en este hospital. Aunque algunas de sus identidades fueron restituidas aún se trabaja para identificar al resto de las personas nacidas en cautiverio”.

A continuación, el conductor nombró a las 37 mujeres embarazadas o secuestradas junto a sus hijos que permanecieron detenidas en Campo de Mayo: Ana María Lanzillotto, Flora Celia Pasatir, Rosa Eugenia Novillo Corvalán, Liliana Marta Delfino, Susana Stritzler, Noemí Josefina Jansenson, María Rosaria Grillo, María Teresa Trotta , Beatriz Recchia, Silvia Mónica Quintela Dallasta, Leonor Rosario Landaburu, Mónica Susana Masri, Juana Matilde Colayago, Valeria Beláustegui Herrera, María Eva Duarte, Blanca Estela Angerosa, Rosa Luján Taranto, Norma Tato, Stella Maris Dorado, Susana Flora Griynberg, Stella Maris Vega, Norma Susana Rodríguez, Ana María Gutiérrez, Elsa Dora Sosa, Marcela Ester Molfino, Miryam Ovando, Susana Elena Ossola , María Teresa Quintana, Nora Luisa Maurer, Alicia Silvia Chuburu, Liliana Beatriz Caimi, Marta Graciela Álvarez, María Elena Prado, María Cristina Cournou, Lourdes Hobbas Bellusci, Mabel Lucía Fontana, Olga Mabel Ferreyra. El público respondió al grito de “presente” en homenaje a cada una de ellas.

“Estoy muy emocionado”, reconoció Abel Madariaga, uno de los principales impulsores tanto de los juicios como de los proyectos para convertir a Campo de Mayo en un Sitio de Memoria. Luego de descubrir el cartel de la señalización junto a nietos, nietas y familiares, el secretario de Abuelas agradeció a quienes lo acompañaron en la lucha por “generar la condena a Santiago Omar Riveros, a Norberto Atilio Bianco y en hacer conocer la verdad de lo ocurrido”. “Quiero también mencionar a un compañero que ya no está pero lo llevamos en el alma, que es Cacho Scarpati. Gracias a él supimos que mi compañera Silvia Mónica Quintela había dado a luz a un varón, que le dijeron que se lo iban a entregar a la abuela y que nada de eso sucedió”, concluyó Abel, con el recuerdo de Francisco sobrevolando cada aplauso del público.

A continuación, Adriana Taboada, de la Comisión Zona Norte, consideró “muy importante la señalización de este Hospital”. “La política de reparación que muestra, visibiliza y marca los lugares por donde pasaron nuestros compañeros y compañeras es una forma de garantizar la transmisión de lo sucedido a través de las generaciones. Y es muy importante que esta transmisión se produzca en este hospital de las fuerzas armadas, un centro de salud cuyos trabajadores y trabajadoras hicieron un juramento ético y pusieron su práctica y conocimiento al servicio de la crueldad, de la destrucción y en este caso específico, además, al servicio de la apropiación”, describió. Taboada recordó que cinco mil personas estuvieron detenidas en Campo de Mayo y calificó: “Acá el Ejército Argentino llevó adelante el plan de exterminio y lo hizo con éxito”.

Al igual que quienes la precedieron, Iris Pereyra de Avellaneda, de Sobrevivientes, Familiares y Compañeros de Víctimas de Campo de Mayo, se refirió a los intentos de los genocidas de conseguir prisiones domiciliarias. “No vamos a permitir que les den la libertad. Tenemos que estar en la calle, organizarnos y exigir justicia. A Santiago Riveros, uno de los ideólogos de Campo de Mayo, donde masacró tanta gente, le quieren dar la libertad. ¿Por qué? ¿Porque son viejos? Son viejos torturadores, son viejos genocidas y no tienen que estar libertad”, advirtió.

Luego de los discursos de Luis Ale, de la Comisión por la Recuperación de la Memoria de Campo de Mayo, y la Gallega, de la 26 de julio, Horacio Pietragalla Corti, nieto restituido y secretario de Derechos Humanos de la Nación, cerró el acto. “Poder estar, acompañar y ser parte de esta reparación histórica que hace nuestro país -porque lo hace el movimiento, las organizaciones y el Estado Argentino- nos tiene que dar orgullo”, expresó.

Horacio homenajeó a las embarazadas desaparecidas, que “fueron tratadas de la peor manera en el momento más dulce de la vida”. “A nosotros nos sigue doliendo y nos va a seguir doliendo. Merecen el derecho de ser recordadas, sus hijos e hijas tienen que saber que existieron y creo que ese es el delito más aberrante que los genocidas quisieron llevar adelante y todavía se perpetúa hasta que encontremos a esos nietos y nietas: no solo la desaparición de los compañeros sino que no queden en el recuerdo de sus seres queridos”, recalcó.

Por último, el funcionario agradeció a todos los sobrevivientes, particularmente a Abel, a quien nombró como “padre putativo”. “Nos llena de orgullo que hoy esté parado acá hablando y dirigiendo la palabra a todos. Es un ejemplo a seguir, muchos estaríamos rotos ya. La única lucha que se pierde es la que se abandona, como dicen nuestras Madres y Abuelas. Y nunca vamos a abandonarla”, cerró.

Al finalizar el acto, Belén Altamiranda Taranto, Guillermo Amarilla Molfino, Guillermo Pérez Roisinblit, Miguel Santucho, Catalina de Sanctis Ovando, Martín Fraga, Silvana Lorena Aranda Duarte, Juliana García Recchia, Victoria Montenegro, Verónica Castelli, Horacio Pietragalla, Lorena y Flavia Battistiol Colayago -nietos/as restituidos y hermanos/as que buscan- rodearon a Abel en un abrazo que promete continuar esta búsqueda. Desde hoy, quienes asistan al Hospital Militar de Campo de Mayo podrán preguntarse por lo ocurrido y conocer parte de esta historia. Un nuevo paso en la construcción de la memoria y la identidad colectiva.