El costo de defender la verdad ante una justicia patriarcal

Luego de un proceso legal que duró más de cuatro años, y un proceso personal mucho más largo, que ya lleva 14 años para la víctima, se conoció el fallo en primera instancia de la justicia brasileña por la denuncia de violación que pesaba sobre Juan Darthés.

Hace unas semanas el juez subrogante Fernando Toledo Carneiro, del fuero federal de San Pablo consideró que hubo abuso, pero no dio por probado el acceso carnal, y, por lo tanto decidió absolver al actor.

En la denuncia y en todo el recorrido en la justiciaThelma, fue amorosamente acompañada, no solo por afectos y familia, sino también por organismos que actuaron de veedores. Es que éste hecho fue un quiebre en el país del silencio en el que muchas mujeres aún continuaban respecto a abusos en su vida adulta o, como el caso de Thelma, hechos ocurridos cuando era menor de edad. Hubo un efecto rebote en los juzgados de mujeres denunciando y un ánimo contagiado respecto de no dejar pasar más estas situaciones y vivirlas en soledad. Aún en estos días con ese primer fallo adverso Thelma, que está sólida y entera ante lo que falta sigue afirmando como bandera: “Mi verdad, es la verdad”

Pero ¿qué sucede cuando luego de que una mujer se empodera, sale del silencio, decide poner en palabras, se enfrenta al qué dirán, recurre a la justicia y espera -pacientemente- que los resortes comiencen a moverse, para, en la mayoría de los casos, soportar situaciones continuas de revictimización y de cuestionamientos, llega al fina y ese final, no es el esperado?

¿Cuánto más debemos esperar para que no se sigan cometiendo siempre los mismos errores, siempre las mismas aberraciones de interpretar leyes en favor de los agresores?  De esto y mucho más hablamos con la fundadora y titular de Abofem Argentina, Melisa García, que además representa a muchas mujeres que peticionan en la justicia penas para sus abusadores y violadores.

-¿Qué sensaciones te quedaron luego de la lectura del fallo?

La de que se cristaliza el adoctrinamiento por parte de la Justicia, ya sea en Argentina, o en este caso en Brasil. Se siente que una y otra vez se pone en foco esta idea de que sin importar lo que se logra probar, sin importar el desarrollo de un proceso, nada alcanza, porque siempre aparece algo del aparato judicial que pareciera como objetivo. Objetivo en el término de una prescripción o la cantidad de pruebas o la codificación de la normativa para decir ¿sabés que?: No es suficiente.

A la vez queda muy claro lo que sucede cuando se acusa a un varón, sobre todo si ese varón tiene poder y es conocido. Son todos adimentos que terminan acelerando esarealidad de que nada es suficiente.

También tengo que decir que, en este caso en particular, han brindado algún “reconocimiento” – por más que no sea suficiente en el caso de Thelma- porque se probó el abuso y realmente hubiera sido terrible, mucho peor que se hubiera desestimado, después de tantos años de lucha, de todo lo que ella fue llevando a la justicia. Pero hay que tener en cuenta que esto también es así porque hay un movimiento de Organizaciones Sociales, Movimiento Feminista y demás poniendo la mira en el funcionamiento judicial.

-Desde hace unos años muchas mujeres pudieron romper el silencio. Sin embargo cuando se deciden a denunciar aparece una carrera de postas, una más difícil que la otra: que la escuchen, encontrar alguien empapado en perspectiva de género para que te represente, que no te revictimicen, que no utilicen las instancias del funcionamiento burocrático para poner palos en la rueda y que te canses… ¿Sentís que falta mucho para que las mujeres además de tratar de sanar y procesar la violencia sufrida no tengamos que pasar por todo este maltrato del aparato judicial?

-Pensemos que hace muchos años, y ni hablar si podemos poner un hito un momento, antes del 2018, que Thelma hablara, no es que había menos casos de abusos, sino que nisiquiera se denunciaban. En este sentido hay algo, por más patriarcado que haya aún, que es que el silencio está roto.

Cuando una rompe el silencio pasan varias cosas: primero aparece la denuncia social, aparece la necesidad de contarlo dentro del entorno y en varios casos eso se acompaña con la denuncia judicial

El llegar a ese lugar, por más que siempre es a costo del pasaje de todo sobre nuestros cuerpos, es llegar a poner la mirada en lo deficiente que es la justicia en los casos de abuso sexual en niñeces, adolescencias y también en casos de adultez.

Por eso creo que la única manera de generar un cambio es que pongamos la mira ahí. Al hacerlo, aparece un Poder Judicial, que también es todo un sistema judicial, que se ha beneficiado de que las causas no necesariamente se hagan públicas, de la baja cantidad de denuncias, de que esas denuncias no fueran acompañadas por organizaciones sociales como hoy sí ocurre.

Al hacerlo realmente se comienza a cambiar el paradigma porque cuando hablamos de romper el silencio no es solamente la palabra de quien fue violentado/a sino la de todo el entorno que acompaña y sostiene y peticiona. Me pareceque si bien falta mucho todavía, desde ese lugar vamos avanzando.

-La Ley Micaela llegó hace rato a la Justicia, hay protocolos, fallos que pueden usarse de ejemplo de lo que tiene que ver un tratamiento en perspectiva de género ¿por qué creés que todavía hay tanta resistencia y la justicia es tan lenta para generar los cambios que son tan necesarios?

-Hay varias explicaciones para entender por qué la justicia es lenta, la misma burocracia de encaminar los hechos siempre ha sido lenta. Particularmente en los casos de abusos creo que la lentitud también tiene que ver con que se arranca con una falta de credibilidad real para con quien denuncia.

Además de romper el silencio y denunciar nos toca romper con una idea muy arraigada en la sociedad y el derecho de que ante la duda mentimos, somos locas, somos histéricas. Todavía tenemos una sociedad que ante un hecho de cualquier tipo de violencia hacia las mujeres la primera pregunta es ¿Vos qué hiciste? ¿Qué no hiciste? ¿Cuándo lo hiciste? Un poco el fallo de Thelma tiene eso, cuando el fallo dice que no logró probar el acceso carnal, dice que es porque ella no lo puso en palabras en ese momento.

Esta técnica de invertir la responsabilidad de siempre preguntarle a la víctima – que casualmente siempre es una niñez o una mujer- hace que desaparezca la responsabilidad del varón y si la hayaparece pero en una forma muy solapada. Y se dan cuestiones ridículas, burdas y violentas como el caso de Thelma en donde se logra probar todo menos el acceso carnal porque los jueces dudan ya que ella lo dijo “un tiempo después”.

Esto tiene un mensaje muy claro, para ella, para Argentina, para toda Latinoamerica, ‘Si vos querés denunciar que sea rapidito, en el  momento en que sucedieron los hechos, lo más claro y concreto posible, porque sino…. sino por ahí tenés razón parcial.

-Sí, o como dice Luciana Peker, si denunciás tratá de acompañar tu denuncia con un video mientras te están violando… ¿Por qué siempre la duda es a favor del imputado?

-Yo creo que como buen sistema patriarcal -y el derecho también lo es- forma parte de una lógica muy patriarcal, del varón hegemónico, de la lógica del hombre como centro de escena, que es una cuestión histórica y el derecho penal obviamente no está ajeno a eso

No olvidemos que las mujeres y las niñeces hasta no hace mucho tiempo teníamos un rol en la sociedad muy por debajo del varón. Esto se daba no solo en lo social y en lo cultural sino también en lo jurídico.A lo largo del tiempo el hombre fue adquiriendo un valor y con eso una credibilidad por ser varón, blanco, heterosexual, con un buen puesto de trabajoy lo mismo, pero en sentido inverso ocurría con las mujeres. Esas cargas, esas valoracciones sociales siguen aún hoy jugando en contra de nosotras, que tenemos todas las de perder: un varón sabe más, una mujer, de base, siempre es una histérica….

Llevado esto a una denuncia aparecen siempre esas preguntas y comentarios. “Si es verdad lo que dice por qué no se defendió, por qué no luchó, por qué no hizo tal cosa, tal otra”. Eso va configurando la idea de lo que es una víctima. Una víctima también tiene ciertos estereotipos.

-Claro, y molesta mucho la “mala víctima” ¿no? El caso de Thelma, una chica que igual pudo salir adelante, trabajar, que está peticionando y se la ve fuerte… 

-Claro, porque la idea es `Si de verdad te violaron no entiendo cómo salis a la calle, no entiendo cómo vivís todavía`, Si de verdad fue traumático el hecho no entiendo porque no lo rasguñaste o no lo mataste`Y eso es lo que buscan probar en base a pruebas porque vos tenés que ser ese tipo de víctimas. Thelma tenía una cantidad de testigos pero los que defienden al agresor solo buscan desacreditarla a ella y ver si ella volvió a sonreír o no, si volvió a mirar a Darthés, para que en el caso de que eso hubiera ocurrido, considerar que todo lo que dijo no ocurrió. ´

Yo tengo casos de delitos contra la integridad sexual, en donde los propios peritos puestos por la persona acusada de violencia, han llegado a decir que era cierto que existía estrés post traumático en la víctima, pero que ese estrés estaba producido por otra vivencia y no específicamente por el abuso. Esto es terrible porque le quitan todo tipo de entidad al estrés post traumático causado por un abuso.

El caso deThelma es importante, y es bisagra porque rompe con todo esto de la mala víctima y porque aparte, ella forja toda una militancia personal y colectiva que deviene de su vivencia.

El costo es enorme, ella y Luciana Peker están recibiendo desde 2018 todo tipo de denuncias y de amenazas de muerte. El costo y el precio que sufren es altísimo.

Y mientras las mujeres rompemos el silencio con todos los costos, ponemos el cuerpo en el proceso, la violencia la continúa el Estado con cientos de ejemplos de revictimización en los procesos…

-Si, es tremendo, existen protocolos, normativas y mecanismos para que eso no ocurra. El problema es la aplicación de todo eso. Ese es el gran problema. En el caso de Thelma intervino la UFEM (Unidad Especializada de Violencia contra las Mujeres) del Ministerio Público Fiscal, había tres jurisdicciones de tres países distintos y ese acompañamiento posibilitó que la revictimización fuera menor, que tuviera espacios más cuidados. Pero la realidad de las mujeres que denuncian, no es esa. Mi opinión personal es que hay un desinterés real de utilizarlos y de romper este estereotipo. Alzar la voz para la mujer sigue teniendo un costo muy alto. Pensemos en situaciones similares denunciadas por varones. En las mismas situaciones de abuso nadie, pero nadie en ningún medio le preguntó al varón por qué no lo dijo antes, o qué hizo, o qué dejó de hacer. Alcontrario hay una valoración y una sensibilización de cuánta valentía tiene el varón para hablar…

-Por lo que sabemos por ahora como dijo ella y sus abogadxs va a apelar este fallo…

-Sí. También tengamos en cuenta que es otro país y otra normativa pero hay una idea muy clara de apelar y de no frenar y llegar si es necesario hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Hay muchas cosas para atacar. Thelma lo dijo muy claro:

“En Brasil la ley se modificó el 8 de Julio de 2009, recién ahí se consideró violación el sexo oral y la introducción de falanges en el cuerpo de la víctima. Si el abuso sucedía 68 días después – o si el juez hubiera usado la ley actual, cosa que podía hacer perfectamente – hoy Darthés estaría enfrentando una pena de 10 años”

Yo creo que sin embargo esos 68 días no son lo que pesan, porque creo que cuando hablamos de perspectiva de género y de contextualizar tiene que ver con esto, con ver cómo hacemos y cómo amalgamamos las normas que tenemos y no nos vamos a la literalidad, donde destruimos a alguien en pos de una supuesta garantía de derechos para el imputado.

Por eso no importaban en realidad esos 68 días, importaba que Thelma no lo dijo rápido, no lo dijo en el momento. Por eso este es un caso que condensa las grandes luchas feministas, particularmente las de nuestro país de pedir reforma feminista y perspectiva de género en los fallos.