El Jujeñazo de las mujeres

Por Gabriela Chamorro

 “¿En qué parte no entienden que nos están matando, que nos están haciendo desaparecer, que los pueblos ya están desapareciendo, que somos los únicos que defendemos la tierra y el agua para la humanidad y para los hermanos argentinos?” Melany Huanca mira a la cámara con determinación, como referente del pueblo Aymará de Jujuy. Sabe que sus palabras van a tener represalias cuando vuelva al territorio, pero no le importa. “Tomen conciencia” –exige y pregunta “¿no sienten cuando la gente está siendo golpeada, perseguida, arrastrada por el piso, peleando por el único recurso que puede levantar a la Argentina?”

Con verdades disparadas sin dudar hace que nos sintamos interpeladxs. No habla en difícil. No da vueltas. Señala con firmeza a los medios que se venden, a la ambición de las elites que saquean las riquezas de los pueblos para explotar los recursos para si mismos. 

Ella y muchas otras líderes de comunidades kolla, guaraní, okloyas, toba, chicha, atacama, entre otras son las que organizaron el Tercer Malón de la Paz, esa caminata iniciada el 14 y 15 de junio hacia la capital provincial, San Salvador. El nombre responde a aquel primer histórico Malón de la Paz de 1946 cuando caminaron más de 2400 kilómetros para llegar a Buenos Aires para exigir la titularización de sus territorios. El segundo Malón fue en 2006 cuando pidieron las tierras al gobierno de Eduardo Fellner.

A este Tercer Malón le agregaron consignas de rechazo a la exploración y explotación del litio en defensa del agua, solidaridad con los reclamos docentes y negativa al intento de reforma que ellos llaman inconstitucional y que, cuando llegaron a la capital ya había sido aprobada a llaves cerradas y en tiempo record por la Legislatura. Ante esa traición se sumó la consigna de querer a Morales fuera de la gobernación.

No fue casualidad que en la larga lista de detenidos luego de la represión policial la mayoría fueran mujeres. Esa movilización numerosa de docentes en la pacífica Marcha de Antorchas las tuvo a ellas como protagonistas y también a sus sindicalistas que se cansaron de ver como sus antecesores arreglaban con el gobierno sueldos de hambre y dijeron basta.

Caro Pórfido, periodista, que desde Tilcara sostiene el corte de ruta en el kilómetro 1770, cuenta que fue clave el cambio de autoridades en los gremios en marzo pasado. Con una justicia y una política totalmente coptada y aclara “cuando digo coptada me refiero a comprada” por Morales, las nuevas autoridades, tuvieron la decisión y valentía de no acordar por migajas y salir a las calles.

Esa marcha docente le dio impulso al resto de la sociedad y a las comunidades aborígenes que estaban bajando desde la Puna.

Entre ellas cobra protagonismo Verónica Chávez, presidenta de la Comunidad Tres Pozos del Pueblo Kolla y vocera de las comunidades de Salinas Grandes y Lagunas de Guayatayoc. También Martina Montoya, integrante del Centro de Acción Popular Olga Márquez de Aredez (CAPOMA) y delegada docente que  lidera el corte de Ledesma y ante la votación de la Constitución decidieron cortar de manera indeterminada las rutas nacionales que van a Chile y Bolivia.

Caro Pórfido nos explica el rol de las mujeres en esta lucha de resistencia que es histórica. “Es de sostén, de acompañamiento pero también de estrategia de resolución”

Hay mujeres que lideran organizaciones pero también hay una “organización más bien espontánea de ellas, que tiene que ver con su propia estructura. Van y vienen con ollas llenas de comida, con frazadas, averiguan sobre las detenciones, son vitales en toda la lucha”- asegura. Y surge la anécdota que es graciosa, porque no hubo que lamentar nada grave. “El otro día estábamos en el corte de Purmamarca, a 20 kilómetros de acá”- relata. “En un momento se empezó a correr el rumor de que venían las fuerzas a reprimir, apareció un camión de ripio y en él se subieron todos los hombres. Quedamos las mujeres solas sosteniendo el corte”- cuenta.

Mercedes Sosa, secretaria general del sindicato de docentes secundarios y del nivel superior (CEDEMS) también arma su trinchera en el norte. No solo en el reclamo, sino en el día a día buscando sostener a las familias de las escuelas desde lo pedagógico y artístico pero, sobre todo, desde lo humano. El proceso de empobrecimiento salarial del sector que se profundizó desde 2015 las fue empujando a hacer redes para cubrir las necesidades básicas, a la par de planear estratégias para reclamar en medio de una ingeniería estatal de amenazas y represión.

En otro rincón de la provincia la mburuvicha Gabriela Situé siente que tiene que poner voz al 60 % de población indígena. “Gerardo Morales lo que hace es quitarnos lo que tenemos para dárselo a los grandes terratenientes. Eso lo sabemos bien nosotros, porque no somos tontos, a nosotros nos enseñaron nuestros abuelos a defender nuestro territorio, el agua, la vida, el monte, la naturaleza”.

Y cuenta cómo las comunidades cuidan las propias plantas con las que luego elaboran los remedios para sus males, remedios ancestrales, pasados de generación en generación.

Erminda Mamani pertenece al Pueblo Cochinoca, también es docente. Durante años fue de Abra Pampa a Humahuaca, de Humahuaca a Tumbuya. “Si no tiene la tierra el puneño, ¿dónde va a vivir? Y si vienen las mineras del litio y nos dejan sin agua, ¿a dónde los van a expulsar? Es tan simple y tan complejo. Defender su territorio, su casa, su hogar, su forma de vida. Tratar de hacer entender a quienes están a kilómetros de distancia quienes son los buenos y quienes son los malos soportando las mentiras que dicen los medios hegemónicos de comunicación.

Caro Pórfido nos pide algo muy simple. “Hablen con sus amigos del norte, con sus familiares, lo que se escucha no es la verdad”. Ella misma, tras años de profesión en su rol de productora está hace días haciendo notas a medios por primera vez.

“Nunca había dado una nota, pero siento que estoy donde tengo que estar y haciendo lo que tengo que hacer. Pienso que tengo que hablar porque mucha gente me va a creer y no tengo ninguna duda que éste es el momento para hacerlo”, asegura.

Carolina Moisés, diputada nacional por Jujuy alerta sobre cómo la estructura institucional que plantea la nueva Constitución facilita la extracción de litio indiscriminadamente, sin controles, sin cuidado del medioambiente y sin respeto por los pueblos originarios y asegura “los derechos de las 340 comunidades aborígenes de Jujuy, serán el eje de los próximos conflictos de la provincia”

El miedo ya no es un freno en Jujuy, encontrase en las calles empoderó a un pueblo que no quiere dar marcha atrás.

No hay dudas que el norte de nuestro país está viviendo un momento bisagra en su historia y estará en cada uno de nosotrxs elegir dónde nos ubicamos. Las Brujas, como siempre, elegimos estar del lado del pueblo y sus reclamos.