Y, al final, había que esperar hasta el viernes
Por Rodrigo Romero Bazterrica
Si la oposición olfateó sangre después de las legislativas de medio turno, ahora directamente ya se pusieron el repasador en el cuello para no mancharse la ropa cuando se deglutan al Gobierno en las elecciones del 23.
El tío Alberto, cada vez más tío, más De La Rua, y cada vez menos el “presidente” Fernández, tiró: “Prometo que el viernes va a empezar otra guerra, la guerra contra la inflación en Argentina”. No te rías, te juro que no es fake, lo hizo en un acto en Tortuguitas y, además, dijo que espera “esta semana poder empezar a poner orden al tema de la deuda” con el FMI.
Como solemos decir en la tribuna: Alberto, correte que están jugando.
Ya no hay pandemia que sirva como excusa, ya evidentemente hay un mal Gobierno. Como leí por ahí y como se percibe a diario, el tío tiene completamente roto el contrato electoral con las bases.
La pregunta es: ¿solo él o todo el Gobierno? Este mal Gobierno ¿arrastra a toda la coalición del Frente de Todos o zafa alguna de sus patas? ¿Cuántas veces por semana se agarra la cabeza Cristina y los suyos?
El otro día, hablando con alguien que cumple funciones en la política provincial, coincidimos en que el gran problema que afronta hoy el Peronismo es la falta de una figura que aglutine a todos y lidere. Este mal también lo atraviesa a Juntos por el Cambio: las dos coaliciones políticas más grandes de Argentina carecen de un líder.
Mientras que por el lado del Frente de Todos están en modo orgía (todos contra todos y no sabés por dónde viene el tiro), en Juntos no escatiman en sus batallas internas. Que Vidal, que Larreta, que Santilli, que Macri… Hasta Manes se les anima.
Como siempre, y como cada vez más, en el medio hay un país completamente roto y a punto de explotar. Un país que tiene una inflación por el aire, una grieta eterna, con datos alarmantes. Como lo marcó Juan Grabois en una de sus redes sociales:
Canasta básica: $78.624, abajo sos pobre.
Canasta alimentaria: $34.334, abajo sos indigente.
Salario Mínimo (empleo registrado): 33 mil.
Salario Social (economía popular): 16 mil.
Si hay laburantes registrados en la indigencia, imagínense los informales. Esto es déficit.
En fin, estamos en un país sumamente estresado y completamente psiquiátrico. ¿A nadie se le ocurrió darle vacaciones y dejarlo respirar 5/10 años?